Minificción "Defecto de fábrica"
Autor: Javier Reséndiz
La malvada reina consideró que sólo una persona era digna de besarla: ella misma. Así que mandó bruñir un cristal mágico cuyo reflejo tuviera la facultad de salir al exterior. Lamentablemente lo tuvo que regresar por defectuoso pues —afirmó— a ese reflejo le apestaba la boca.
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